Mi yo ambiental

Me llamo Rocío Muñoz Jurado, actualmente tengo 23 años. Nací en Sevilla aunque vivo en Dos Hermanas, un pueblo-ciudad a 12 minutos en coche de Sevilla Capital.
Mis padres también son de Dos Hermanas, aunque la familia de mi madre es de Utrera y de Las Cabezas de San Juan. Desde mi nacimiento, he vivido en un piso de una urbanización de aquí, concretamente en el barrio de los Reyes Católicos.




Me he criado en una familia humilde, obrera, de clase media. Mis abuelos maternos tenían una vaqueriza y vendían leche y huevos. De hecho, yo aprendí a andar siguiendo a una cabra que había en la granja. Mi abuelo por parte de padre era cazador, junto con mi padre iba bastante de cacería, a mi nunca me gustó aunque me crié desde pequeña acudiendo a las matanzas con los demás amigos de mis padres. Yo lo relacionaba con algo positivo, pues esos días se celebraba una "fiesta" entre la familia y amigos.

Recuerdo mi infancia junto a mis padres, veraneando en Tocina, en Villanueva del Río y Minas, en una finca junto a dos matrimonios más, con sus respectivos hijos. Yo era la mayor, así que hacía a menudo de niñera. Allí solíamos ir por el campo a recoger setas para comerlas por la noche, o acompañando a mi padre a alguna caza para comerla también para cenar. Recuerdo que una de las veces vino con mi padre y conmigo mi amiga Celia, en la camioneta por la finca en busca de un conejo para hacerlo en la cena. Mi amiga creía que solo íbamos al lago de la foto, pero cuando vimos un conejito y lo señalamos desde la camioneta, mi padre lo mató con su rifle. Este acto yo lo veía bastante normal, pues estaba acostumbrada, pero mi amiga quedó en shock. Desde entonces es vegetariana.
Pronto, llegó mi hermana Paula, con la cual me llevo 6 años. Recuerdo ir con ella a darle de comer a todos los animales de la finca, había hasta un avestruz, el cual le daba miedo. En Dos Hermanas, en la parcela de mis abuelos, recuerdo estar muy apegada a mi caballo Royal, y a mis perros Jane y Tarzán.
La verdad es que no recuerdo haber reciclado mucho en casa, pues mi madre está un poco obsesionada con la limpieza y quiere amontonar todo para tirarlo lo antes posible. Siempre le recalco a mi madre que no use tantos productos de limpieza ni tantos ambientadores en spray, pero nunca me ha hecho mucho caso. Aun así, puedo decir que respecto a la comida, en mi casa siempre se ha comido muy muy bien, pues mi madre hace muchos guisos y a mi padre le encantaba hacer paella o fideuá. Esta etapa de mi vida, hasta los 15 años aproximadamente, la recuerdo con mucha felicidad.
A partir de los 16, aunque mis padres siempre discutían mucho, empezaron a discutir más y más y más, hasta que la situación era insostenible. A los 18, mientras yo estudiaba para selectividad, mis padres decidieron separarse, lo cual afectó bastante tanto a mi hermana como a mi. Mi padre se fue el verano a Almería, y yo me fui con él. Allí si que reciclábamos, y llevábamos una vida un poco más saludable por aquello de estar todo el día en la playa y descansando.
Cuando volví, aunque mi madre estaba un poco más relajada, en breves empezaría otra vez a trabajar, pues de su antiguo trabajo la despidieron cuando se quedó embarazada de mi hermana. Como mi madre trabajaba más, empezamos a comer un poco mal, con comida más rápida y precocinada. Cenábamos fatal, muchos fritos y comida basura. Los días que mejor comíamos eran los domingos, pues la vaqueriza que tenía mi abuelo, la reformamos de forma que quedó una bonita parcela donde los domingos nos reunimos toda la familia para almorzar y merendar juntos. Mi abuela siempre hacía algún "potaje" o alguna paella.
En mi familia llevan muy muy a raja tabla la cuestión de no ensuciar o no contaminar, pues con la obsesión que tiene mi madre con la limpieza, si me ve tirando algo al suelo por la calle me mata!!
Respecto al transporte, aunque tenga la opción del coche, siempre que puedo he optado por el transporte público, aunque en Dos Hermanas no haya muy buena comunicación.
A partir de esta época he sido más responsable respecto a mi autonomía, sobre todo en la alimentación, así que empezó a mejorar un poco más. Cabe destacar que, aunque se me haya olvidado mencionarlo, desde los 15 años hice artes marciales, por lo cual me preocupaba más por la comida, sobre todo cuando cumplí 18, pues quería competir. Por desgracia nunca llegué a competir, pues mis padres, aunque ya era mayor de edad, no me dejaban. A los 20 dejaría las artes marciales para siempre (aunque pretendo volver), para dedicarme en profundidad a los estudios y dar clases particulares.
Respecto a la cosmética y maquillaje, siempre suelo optar por cosmética natural, pues tengo dermatitis alérgica en partes de la cara y me viene mal usar cualquier marca. Suelo usar Too Faced y algunos productos de Essence. A veces también uso Wet and Wild en sus opciones naturales.
En cuanto a la ropa, siempre he sido responsable de ella, no suelo comprar mucha cantidad, solo cosas básicas, pues el dinero prefiero invertirlo en pasar tiempo con la gente a la que quiero. Tampoco opino que compre cosas que no me hacen falta, pues soy bastante ahorradora, si me doy un capricho, seguramente sea un viaje o comida. Actualmente prefiero mil veces comida real a los ultraprocesados, aunque es verdad que no me puedo considerar realfooder, no tengo mucho tiempo ahora mismo para hacer platos elaborados, en verano procuro comer mejor.

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